La frase anterior no se puede atribuir a algún autor en específico. Es un sentimiento cada vez más generalizado que resalta la idea de que existen habilidades invaluables que se desarrollan a través de la experiencia personal, la práctica, el sobreponerse a los fracasos; y que puede resultar más importante que las habilidades y destrezas adquiridas sólo a través de la educación o instrucción formal.
Lo anterior sugiere que habilidades como la resiliencia, la capacidad de adaptación, la capacidad de resolver problemas, la creatividad y la perseverancia, son afinadas y fortalecidas a través de la experiencia de la vida real, las dificultades, y el aprendizaje de los errores. Dichas habilidades requieren ser aprendidas a través de un aprendizaje práctico, prueba y error, y un crecimiento personal para buscar el desarrollo del máximo potencial que puede lograr un individuo.
Si bien la instrucción y la educación formal pueden proveer unos cimientos y una base de conocimiento, la frase: “Las habilidades más importantes se forjan, no se enseñan” enfatiza que se alcanza una verdadera maestría de habilidades, a través de un compromiso activo, un aprendizaje continuo, y las ganas de empujarse uno mismo a salir de la zona de confort. Todo esto cobra mayor vigencia en un contexto post-Covid19 y está obligando a todas las Instituciones de educación superior a replantearse la pertinencia de su oferta educativa ante un cambio de paradigma ocasionado por la cuarta revolución industrial.
El WEF (Foro Económico Mundial por sus siglas en inglés) publicó el artículo: “Porque las habilidades y no los grados, determinarán el futuro de los trabajadores”. El WEF hace esta afirmación derivada de una cumbre organizada del 20 al 23 de octubre de 2020 en plena pandemia, denominada “The Jobs Reset”, y en donde la principal conclusión es que la naturaleza del trabajo y las carreras profesionales están cambiando muy rápidamente, y en el futuro cercano, las habilidades correctas serán apreciadas y remuneradas por encima de solamente las cualificaciones académicas.
De acuerdo con el WEF, más de un billón de trabajos, casi un tercio de todos los trabajos a nivel mundial, serán transformados por la tecnología en la próxima década. De hecho, esto ya está pasando, solo hay que visitar una tienda de autoservicio para ver cómo están disminuyendo los cajeros y siendo sustituidos por cajeros automáticos, como ha sucedido en los bancos.
Y esto no sólo impacta a trabajadores no calificados, en un almacén de Amazon, por ejemplo, no sólo se disminuyen los trabajadores por robots “kiva”, sino los analistas para el procesamiento de órdenes y el manejo de inventarios. Si antes se necesitaban 100 obreros y 10 analistas y administradores, ahora se necesitarán 40 trabajadores de cuello azul y 3 trabajadores de cuello blanco. Aquellos trabajadores que sobrevivan y no sean sustituidos por la tecnología, serán más productivos y mejor remunerados.
¿Qué tienen que hacer aquellos trabajadores y profesionistas que no quieran ser sustituidos por la tecnología y la automatización? Complementar sus habilidades duras o técnicas con habilidades blandas o socioemocionales.
El WEF publica las tendencias que se están presentando entre 2020 y 2022 utilizando datos de la plataforma LinkedIn en donde se analizan clústeres o aglomeraciones de profesionistas que fue publicada en el reporte “Jobs of Tomorrow”. ¿Qué tipo de empleos se están incrementando? Se analizaron las tendencias en las 20 economías más importantes del mundo.
La demanda de trabajadores que tengan que ver con “Inteligencia Artificial y Datos” se incrementará en un 58 por ciento; la demanda de aquellos que dominen las “ingenierías y el cómputo en la nube” se incrementará en un 52 por ciento; la demanda de trabajadores en las áreas de “ventas, mercadotecnia y contenido” en un 44 por ciento; aquellos relacionados con “desarrollo de productos” crecerá en un 38 por ciento. Un perfil algo distinto a los anteriores que tienen que ver con tecnología y negocios es el relacionado con “gente y cultura” en donde se espera un incremento de 23 por ciento.
En un análisis más fino y con respecto a la economía norteamericana, el WEF señala que los sectores más amplios en donde convergen dos o más clústeres señalados en el párrafo anterior son “Care economy” (economía del cuidado) con un crecimiento del 35 por ciento; y “Green economy” (economía verde) con un crecimiento de la demanda de trabajadores de 56 por ciento. Lo anterior, derivado del envejecimiento poblacional y el calentamiento global respectivamente.
¿Cuál es el papel que tienen que jugar las Instituciones de Educación Superior ante este cambio de paradigma? Poner la discusión en el centro del debate de la sociedad con la participación del gobierno, la iniciativa privada y los organismos no gubernamentales. La cantidad de trabajo que pongamos como sociedad en cambiar nuestra mentalidad y la formación de nuevo talento, es lo que determinará qué tan lejos llegaremos juntos para enfrentar retos y situaciones complejas.
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